¿Wikipedia? Sí, a veces. Sobre todo cuando los historiadores somos un pelmazo.

La Wikipedia es sin duda la página para buscar información por excelencia. Estoy segura de que la mayoría habrá buscado alguna vez algo en ella. Por ejemplo, cuando terminas de ver Gladiator por primera vez y quieres buscar si Máximo existió de verdad (con la posterior decepción cuando descubres que las películas suelen alterar la Historia).
Debo decir que a pesar de que mucha gente está en contra de la Wikipedia como recurso para la búsqueda de información, me parece una buena alternativa para las personas que no quieren leer una tesis doctoral sobre la Segunda Guerra Púnica y solo quieren saber por encima por qué se peleaban cartagineses y romanos.
Sin embargo, existen una serie de páginas a través de las cuales podemos encontrar información (mucho más precisa que la de la Wikipedia):
  • Dialnet: el tesoro de los universitarios (aunque no hace falta serlo para usarla). Cuenta con bastantes artículos gratuitos y disponibles. Especialmente recomendable si os interesa un tema en concreto. Aquí os dejo como ejemplo un artículo sobre la represión tras la Guerra Civil en Cartagena.
  • JSTOR: parecida a la anterior, pero en inglés. Contiene mucha información y también cuenta con artículos en acceso abierto.
  • Europeana: esta página es muy útil si queréis buscar imágenes, mapas, archivos sonoros, etc.
Estas tres páginas me parecen fundamentales para cualquier persona que quiera o necesite buscar información sobre un tema concreto, especialmente Dialnet, ya que al ser una página en español quizás facilite la búsqueda a todo aquel que no esté familiarizado con un segundo idioma, y su sistema de búsqueda me parece más sencillo que el de otras páginas. A pesar de que la Wikipedia suele ser nuestra primera fuente de información, debemos recordar que no siempre la información que ofrece es precisa, y que si se quiere conocer de verdad un tema es mejor leer un artículo que ha realizado alguien especializado en el tema.


Sin embargo, estas páginas pecan de ser “demasiado científicas”, ya que ningún aficionado a la Historia se pondrá a buscar una tesis doctoral sobre los Reyes Católicos, puesto que es mucho más fácil y ameno poner un capítulo de la serie Isabel. Aquí es donde normalmente los historiadores fallamos: no sabemos vender la Historia y dejamos que otros lo hagan por nosotros (véase el boom de la novela histórica, casi siempre escrita por gente ajena a la disciplina). Al fin y al cabo, ¿qué han hecho los romanos historiadores por nosotros?

La vida de Brian. [Fotograma recuperado de Youtube]

Es necesario que los historiadores, aparte de crear conocimiento científico e histórico, sepamos cómo difundir ese conocimiento y cómo acercarlo al público general. La reciente proliferación de la ya comentada novela histórica, junto a las series que tratan esta temática debería ser nuestra oportunidad para que la sociedad valore nuestro trabajo.

Me gustaría destacar dentro de este campo de divulgación y difusión a Ad Absurdum, historiadores que han sabido perfectamente cómo difundir la Historia de una manera amena y divertida. Su último libro (El pene perdido de Napoleón y otras 333 preguntas de la Historia) recoge una serie de preguntas curiosas, que llaman la atención de la gente, y son respondidas con rigor pero sin aburrir. Y es que muchas veces olvidamos que el público general (en su mayoría) no van a acudir a Dialnet a buscar un artículo de 60 páginas, con un lenguaje pomposo y rebuscado, para conocer detalles curiosos sobre un hecho en concreto. 

"Si divulgar quieres, no ser un coñazo debes"- Yoda (más o menos)


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